Las plantillas correctivas ayudan no solo a paliar las molestias derivadas de alteraciones en los pies, sino también de la columna vertebral y las rodillas.
Unos pies fuertes son imprescindibles para un deportista. Un calzado apropiado, el uso de plantillas correctoras e incluso de medias ortopédicas resultan conveniente, sobre todo, en aquellas actividades en las que el deportista presenta deformidades, sobrecargas o lesiones susceptibles de mejorar. Pero, ¿qué prácticas y dolencias requieren su utilización?
Existen actividades de bajo riesgo como caminar, senderismo o golf en las que el choque del pie contra el terreno es mínimo y en la que habitualmente -si no existen deformidades o lesiones previas- solo se requiere un calzado adecuado. Sin embargo, en prácticas en las que hay una gran presión del pie sobre el terreno, como es el caso del ‘running’, el atletismo, el fútbol o el baloncesto, los saltos, giros bruscos y apoyos con un único pie producen un impacto que recae especialmente en ese pie de soporte. Y es que este puede llegar a soportar hasta un 400% o más del peso corporal del deportista.
Evidentemente cuanto más exigente es un deporte, más importante es tener un calzado apropiado al terreno. Pero esto a veces no es suficiente. Es necesario valorar el empleo de plantillas cuando existen alteraciones en el pie. Por ejemplo, en un deportista con retropié, es decir, con un pie valgo excesivo del talón -anormalmente dirigido hacia fuera- el cual va a conllevar un antepié pronado y pie plano. O por el contrario, atletas con pie varo excesivo del talón -anormalmente dirigido hacia fuera- que, por norma general, desencadenarán un pie cavo y supinado, además de un impacto excesivo sobre el borde externo del talón y del quinto metatarsiano.
Asimismo es recomendable que lleven plantillas deportistas con espolón calcáneo sintomático (calcificación del talón) y fasciopatía plantar (inflamación en la planta del pie). Y ‘runners’ con otro tipo de dolencias como metatarsalgias centrales (inflamación del metatarso) que muestran dedos en garra y deformidades del primer dedo del pie, tales como juantes (hallux valgus), limitaciones de movilidad en la articulación (hallux rígidus) e inflamaciones de los huesos sesamoides ubicados en la parte inferior del pie (sesamoiditis). Finalmente, atletas con tendinopatías aquileas (en el tendón de Aquiles), aparición de tubérculo de Haglund (aumento óseo en la parte posterior del talón) o hueso trígono supranumerario (hueso adicional que aparece detrás del hueso del tobillo) también deberían usar plantillas para no agravar sus dolencias y proteger sus pies.
No solo para dolencias en los pies
Es el uso de plantillas apropiadas, tanto en el diseño como en su composición, también se hace necesario en patologías que no afectan directamente al pie. Un ejemplo de este uso son las personas con una pierna más larga que la otra –dismetrías de las extremidades inferiores- que causan un aumento del impacto en la extremidad más corta, repercutiendo en el menisco y cartílago fémoro-tibial interno, entre otros. Esta dismetría implica una sobrecarga del aparato extensor de la pierna, que incluye el tendón rotuliano (rodilla), causando un desgaste y/o reblandecimiento del cartílogo que existe entre la rótula y el fémur, llamado condropatía fémoro-rotuliana, y la inflamación del tendón del cuádricipes, denominada tendinopatía cuadricipital. Ambas dolencias suelen mejorar con una alza compensadora en la extremidad más corta.
Los ‘runners’ con una práctica deportiva habitual deberían evitar las plantillas excesivamente duras, como las de fibra de vidrio o fibra de carbono
Las plantillas también ayudan a paliar los problemas causados por las deformidades de la columna que pueden englobar patología discal. En estos casos, se recomienda el uso de zapatillas y plantillas de mayor absorción de impactos. También las plantillas son muy útiles en escoliosis (desvío de la columna vertebral), espondilólisis (fractura en la parte interarticular de la vértebra), listesis (desplazamiento de la vértebra) y anomalías transicionales lumbosacras (lumbares). Por su parte, las personas que sufren alteraciones sacroilíacas (conexión entre el hueso sacro e ilíaco en la parte inferior de la columna), coxofemorales (articulación de la cadera) que puede derivar en artrosis; y patologías con mayor grado de anteversión femoral (inclinación hacia delante del cuello femoral) deberían pensar en su uso.
Finalmente, es muy común entre los deportistas alteraciones de los ejes de las rodillas, denominados genu valgo y/o genu varo, que pueden causar una lesión meniscal y/o condral (cartílago articular). En estos casos, pueden necesitar plantillas correctoras, prefiriendo las varizantes/valguizantes de zapatero antes que las habituales de los ortopédicos.
¿Y cuál es el mejor material? En la actualidad no están justificadas las plantillas con ánima de metal. Los ‘runners’ con una práctica deportiva habitual deberían evitar las plantillas excesivamente duras, como las de fibra de vidrio o fibra de carbono, en favor de las plantillas semi-rigidas construidas con etileno-vinil-acetato (EVA).
Dr. Xavier Cuscó, especialista en traumatología y cirugía ortopédica en Quirónsalud Barcelona.
Fuente: www.elconfidencial.com – https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/running/2019-03-21/utilidad-plantillas-correr-runners-bra_1891494/